MONSTRUOS
Desde niños aprendimos que los monstruos son criaturas de aspecto terrible: garras afiladas, dientes puntiagudos... y que se esconden en la oscuridad. Pero esta semana, al ver a tantas personas celebrando y haciendo bailes tras el asesinato a sangre fría de una mujer y luego de un hombre, entendí que los monstruos no solo habitan en las sombras. Están entre nosotros, a plena luz del día. Pueden tener rostros agradables, vestir bien, hablar con encanto e incluso parecer amigables.
Son tan monstruos quienes festejan un crimen como aquellos que buscan justificarlo o guardan silencio ante ello. Así lo he visto reflejado: gente tapando los murales dedicados a la memoria de Iryna Zarutska para colocar imágenes en honor a su asesino. Esa acción me llenó de horror.
La muerte de Charlie Kirk e Iryna Zarutska terminó por revelar la verdadera naturaleza de muchos; fue como encender las luces en una discoteca y descubrir quién es realmente cada persona. Dios ha usado la tragedia de Kirk y Zarutska para "alumbrar" nuestras vidas y mostrarnos quienes son los verdaderos monstruos. Como personas de bien, debemos alejarnos de ellos.
Tanto quienes callan como quienes aplauden estas acciones son igual de responsables. La Biblia nos insta a apartarnos de gente así. Aunque algunos dirán que es por evitarse problemas, guardar silencio ante el mal no los hace más inocentes; simplemente cambia sus problemas a algo mucho más trascendental: su relación con el Juez del Universo.
Respecto a Kirk, se dijo que era racista, no le agradaban los inmigrantes, odiaba a los trans y que su fe cristiana era falsa. Cada una de estas acusaciones ha sido desmentida por fuentes fiables dentro de los respectivos colectivos. Sin embargo, incluso si hubiese algo cierto en ello:
Desde la perspectiva divina, creer que está bien asesinar a alguien por pensar diferente equivale a convertirse en ese mismo asesino. Y quienes permanecen en silencio ante el crimen se vuelven cómplices. Al final, el juicio supremo no proviene del hombre, sino de Dios.
Un abrazo, yo soy El Profe Bubba.
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